Me ha llegado un artículo de Bethany Webster, que me ha recordado a este otro La autorregulación según W.Reich y A.S NEIL de Jesús Mañas Montero, profesor de Psicología en el Dpto. de Educación de la Universidad de Córdoba.
El concepto de autoregulación de W. REICH Y A. S. NEILL bajo mi percibir es un proceso muy complejo que empieza a organizarse desde el propio momento de la concepción, la gestación, el nacimiento y la crianza de cada ser humano. Una múltiple transformación de procesos profundos ligados a las capacidades de cada organismo, a su propia conexión con sus sistemas internos y la capacidad energética de satisfacer sus propias necesidades vitales y deseos más viscerales.
Si estas necesidades esenciales de los primeros años del desarrollo de la especie humana fueron complacidas: mejor nos percibimos y percibimos, nos escucharnos y escuchamos, nos sentimos y sentimos, nos complacemos y complacemos … en equilibrio con las necesidades de otros seres vivientes.

Es a través del reconocimiento de la propia historia familiar vivida que empezamos a tomar consciencia de si se reconoció o no el deseo vital infantil, en nuestros hogares. De cómo al mirar hacia la relación que l@s progenitores mantenían entre ell@s y con su descendencia, tenemos la oportunidad de comenzar un camino para darnos aquello que no nos pudieron dar y que de algún modo u otro, a nivel inconscientemente, ansiamos encontrar en todas nuestras relaciones, olvidando que somos nosotr@s mism@s, las que mejor nos lo podemos ofrecer.
Sophia Style traduce a Bethany Webster y ambas nos ayudan a reconocer la importancia de la relación que se establecieron entre las madres y l@s hij@s dentro de las familias de las que somos originarias. En su texto La Importancia de la Madre Interna: El Duelo por lo Imperfecto, el Encuentro con lo Incondicional, Bethany nos ayuda a darnos cuenta de la necesidad de crear en nuestras vidas, ese cambio tan deseado. Centrarnos en las necesidades familiares sin abandonar nuestros propios, gustos, deseos y desarrollo personal. Como hij@s, absorbimos de nuestra madre información sobre lo que sentía hacía ella misma, lo que sentía hacia nosotr@s, y lo que sentía hacia el mundo. Y aprendimos a tratarnos de la misma manera que nuestra madre se trató a ella misma. Ya que nuestra madre solo podía amarnos como podía amarse a si misma.

Nuestra tarea como mujeres conscientes radica en transformar a la madre interna (de dentro de nuestra psique), la que fue creada a partir de nuestra madre biológica y sus limitaciones humanas, en la madre que en el fondo necesitábamos y deseamos convertirnos. «La madre que queríamos hacia nosotras mismas» y la madre que nos gustaría ser para nuestra descendencia ...
Aceptando las limitaciones de la madre biológica, nuestra madre interna se convierte en esa madre con la que sí podemos contar.
Tarde o temprano, llegado el momento necesitamos enfrentar el hecho de que nuestra madre no pudo y no va a poder satisfacer nuestras necesidades de la forma que necesitábamos y queríamos a lo largo de las distintas fases de nuetro desarrollo vital. Situación que nos llevará a pasar por un proceso de duelo, un duelo por todas esas emociones que tubimos que trabarnos para compensar y no sufrir tanto la herida de la madre. Un proceso que nos da la oportunidad de darnos cuenta del hecho de que si nos sentimos amadas o abandonadas no fue por nuestra culpa. Es entonces cuando podemos empezar a abandonar la lucha para demostrar nuestra valía en el mundo. A lo largo de todo este duelo, podemos tener compasión por nuestra madre y la carga que llevaba. Al sanar a la madre interna, tu vida empieza a transformarse más allá de lo que puedas imaginar.

Al confrontar este dolor, podemos darnos cuenta de que lo que pensábamos que era nuestro dolor es en realidad el dolor de nuestra madre y las mujeres de nuestro árbol, un gran peso que nosotras hemos llevado por amor a todas ellas. Una vez empezamos a ser conscientes, podemos empezar a soltar lastre e ir dejando esta carga atrás… Nuestro sentimiento de culpa empezará a disolverse con forme vayamos sintiendo la confianza en nuestros cuerpos y en nuestros corazones… Empezando a brotar los sentimientos de auténtica plenitud y amor propio.Al convertirnos en esa madre «presente y receptiva» para nosotr@s mism@s, empezamos a liberarnos a nosotr@s y a nuestras relaciones para con las otras personas.
L@s hij@s suelen cargar consciente o inconcientemente con el dolor y la culpa que la propia madre negó u ocultó. Para liberar nuestra culpa hay que reconocer la legitimidad de esas necesidades infantiles que no fueron satisfechas. Como estamos viendo el reto empieza por reconocer ante nosotr@s de que formas o conductas no fuimos amadas en nuestra relación con nuestra madre
Una vez hemos transitado nuestro duelo, podemos comenzar el duelo por nuestras madres y por todas las mujeres de nuestro linaje. El duelo nos repone y nos fortalece. Como mujeres y hombres podemos sanar y darnos lo que nuestras madres no nos podían dar. Podemos convertirnos en nuestra propia fuente. El “dolor corporal” el colectivo femenino y el masculino es sanado por esas mujeres y hombres que se atreven a reconocer sus emociones. Y a medida que el dolor se cura, lo mismo ocurre con el dolor de la comunidad humana. Nuestra propia sanación no es sólo un regalo para nosotr@s mismas, también lo es para el mundo.

La herida de la madre es una gran oportunidad para preguntarnos también por la heridas del padre, empezar a cuidarnos y darnos a nosotras mismas …
Como acabamos de ver la «herida de la madre», es una herencia que en distintos grados llevamos todas las personas nacidas dentro de la cultura de la dominación de un sexo sobre el otro. Es esperanzador ver cómo en nuestra generación, indistintamente del sexo, el género, etc, hay mas personas que nos atrevemos a darle la valía que se merece, a nuestra vida y salud emocional. Escuchar nuestras emociones y estado de ánimo, aún sabiendo que no será una tarea fácil y rápida, decidimos empezar a ocuparnos de esa «falta básica». Iniciando un apasionante viaje intergeneracional que nos llevara a a conectar con la profunda historia emocional de nuestro árbol genealógico para poder empezar a liberar y a sanar.
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Artículo original en ingles publicado en Elephant Journal. Traducción al español por: Sophia Style, Mónica Manso e Isabel Villanueva
Hola, me gustaría que las mujeres empezásemos a ser más inclusivas para con los hombres, porque muchos de ellos están preparados para hacer estos tránsitos. ¿Acaso no tenemos todos los seres humanos un vínculo irreemplazable con nuestra madre? ¿Por qué no pueden beneficiarse los hombres de sentirse incluidos en estas consideraciones?
Gracias
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Me parece muy interesante la propuesta de volcar nuestra ternura en la herida y darnos nuevas posibilidades de cambio, para no seguir lamentando las carencias maternales en algunos aspectos de nuestra vida
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