Nuestros bebés son admirablemente sensibles y frágiles el mejor hábitat que podemos ofrecerles durante los primeros años de su tierna vida es la piel, la mirada y los brazos de una madre enamorada. En su ausencia, quien mejor puede substituir su función será otra persona que se enamore de la criatura igual que su propia familia.
Al inicio de nuestra vida las relaciones familiares serán el mejor alimento, nuestras criaturas se nutren del contacto, la mirada, los besos, las caricias y la leche. A la vez la mamá se revitaliza con el amor que comparte con su pareja, amig@s y familiares. Tristemente la realidad de las sociedades actuales parece ser otra y nuestras vidas profesionales en ocasiones pueden conducirnos a separarnos de nuestr@s hij@s.
¿Somos conscientes como sociedad de las consecuencias de esta decisión? Para encontrar respuesta a esta y otras preguntas decidí ser la mamá de Criaturas un documental de investigación, libre y ecológico donde invito a profundizar en el mundo de las relaciones y los procesos madurativos que vivimos las familias mamíferas humanas. Una información valiosísima para tod@s aquell@s que estamos cerca de l@s niñ@s.
Nuestras criaturas nacen inmadur@s y muchos de sus sistemas internos siguen su formación hasta la adolescencia. Las investigacione están demostrando que existen relaciones entre el exceso de cortisol del pequeñ@ que llora con frecuencia de forma desconsolada, la depresión y la ansiedad. De hecho hay un poderoso vínculo entre la inseguridad y las alteraciones del cortisol. Además nuestra respuesta al estrés puede variar según los cuidados de estos primeros años.
¿Tendrán entonces correlación con estos años con trastornos de la presonalidad el comportamiento y el sistema nervioso como la esquizofrenia, la bipolaridad anorexia, la bulimia, los bloqueos emocionales o la incapacidad para expresar las propias emociones, el egocentrismo, las conductas antisociales, la depresión, la baja autoestima, el retraimiento, la dificultad para pedir ayuda o regular el propio equilibrio emocional, etc?
Las últimas investigaciones están evidenciando respuestas alarmantes.
«Tanto nuestro sistema fisiológico como nuestro sistema cognitivo, se desarrollan en la medida que nos relacionamos primero con la madre y progresivamente con otras personas. Algo que ocurre con la máxima intensidad durante nuestra infancia, época en que dichos intercambios dejan una huella muy intensa»…»Estas experiencias escondidas y fuera de la consciencia, son la base de nuestra vida emocional; dicho de otra manera son la historia invisible del individuo. Sue Gerhardt
Por fortuna en nuestra generación a diferencia de otras, disponemos de mucha más información para decidir qué hacer en esta fase de la vida donde están en riesgo: los pilares de nuestra salud emocional, física y mental y con ellos, nuestras capacidades para percibir, sentir interpretar y/o relacionarnos.
Como podéis comprobar sigo insistiendo en un tema que considero crucial, algo que es posible comprobar en este vídeo del programa de Redes, donde Punset entrevista a Sue Gerhardt autora del libro El amor maternal: La influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé.
Una lectura indispensable para toda familia, maestr@, profesional de la salud y personalidades publicas o políticas, si lo que queremos es que nuestros hij@s crezcan san@s.
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Criaturas: procrear y criar es un proyecto documental gratuito que quiere dar a conocer un mensaje de vital importancia para toda familia, maestr@, profesional de la salud y/o personalidad política. En este post con vídeo incluido se muestra al detalle, la gran fragilidad en la que nos encontramos los seres humanos en estos, los primeros años, de nuestras vidas. Donde el alimento fundamental es la relación afectiva, sobre todo si lo que queremos es que crezcan sanos y felices, por dentro y por fuera.
Por fortuna en nuestros tiempos a diferencia de en los de nuestr@s padres, madres o abuel@s, es más fácil concienciarnos del valor de los primeros años de nuestras vidas. Una fase madurativa donde la madre, la familia y sus vivencias afectivas son la base que favorece la relación de apego seguro. Sabemos que la transmisión genética es la información biológica con la que iniciamos nuestro viaje intrauterino pero van a ser mucho más importantes nuestras vivencias, tanto dentro como fuera de nuestra madre. Una vez nacid@s, serán los cuidados del sistema familiar, los que determinaran entre otros aspectos, la organización de nuestro sistema nervioso. De ahí nuestra capacidad para gestionar el estrés, relacionarnos con las otras personas, aprender o incluso enfermar con mayor o menor facilidad.
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