John Seymour uno de los principales iconos del movimiento de la autosuficiencia, a través de su obra extiende su pasión no sólo por la recuperación y dignificación del trabajo en el campo, sino también por la vida salvaje y el mundo natural. El autor no deja de insistir en el daño que le está ocasionando a la naturaleza industria la moderna, la que altera y acelera los ritmos del desarrollo natural, e incluso, los entornos naturales de crecimiento. Cuidar y respetar la naturaleza para obtener lo que uno necesita es más sano y gratificante que alimentar las políticas destructivas de esas multinacionales de la fabricación y la venta de la alimentación.
En su introducción El horticultor autosuficiente empieza así: Cuando yo era un muchacho, hace ya más de cincuenta años, cada campesino tenía su propio huerto con el que se abastecía a sí mismo. No quedaba más remedio. Por la mañana temprano se oía cantar a los gallos por todas partes, pues casi todo el mundo criaba gallinas. Los niños volvían a casa de la escuela con los brazos cargados de hierbas que habían recogido por el camino para sus conejos. Casi todos los aldeanos tenían un cerdo: “uno en la pocilga y otro en la despensa” solían decir. Estos cerdos, pollos y conejos daban una enorme fertilidad a sus huerto, lo mismo que los desagües de las casas, pues en aquellos tiempos no había alcantarillado.
La mayoría de los granjeros daban a sus trabajadores una vez al año una o dos cargas de estiércol que servía para abonar el huerto. Estos huertos eran muy productivos y de una gran fertilidad. A nadie que entonces viviera en el campo se le hubiera pasado por la imaginación comprar verduras. Cuando subió el nivel de vida de la población y la creciente mecanización de la agricultura lanzó cada vez a más campesinos hacia las ciudades, la mayoría de estos excelentes huertos dejaron de existir. Las hortalizas ya no eran el factor vital y su lugar lo ocuparon muy pronto las malezas, quedando con frecuencia los antiguos huertos labrados con esmero, convertidos en verdadero campos de desolación. Pero ahora el péndulo oscila de nuevo en sentido contrario.
La alimentación, como todo, es cada vez más cara, y se observa el renacer del huerto como fuente de autoabastecimiento. La gente se da cuenta que de ese modo puede ahorrar una parte importante de sus ingresos, que sus comidas saben y les sientan mejor y que sus hijos crecen más sanos. Además siempre es saludable un poco de ejercicio al aire libre y seguir de cerca el ciclo de las estaciones, y una de las sensaciones más satisfactorias que hay es contribuir a que las naturaleza dé alimentos bellos y nutritivos a partir de muy poco cosa …
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Muy agradecida por el aporte del pdf del Horticultor Autosuficiente, saludos desde Chiapas, México
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Salud! Un abrazo
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Gracias por compartir esto. Saludos desde Chile
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