LEER: De Cómo l@s ric@s destruyen el planeta

Ricos

 La visión del poder y el orden mundial consiste en pensar que la mejor manera de vivir es aquella que te lleva a almacenar más y más riqueza, a costa de nuestro propio ecosistema y  las condiciones de vida de las generaciones venideras. Estamos en un momento de la historia que plantea grandes cambios, sin darnos cuenta estamos acabando con los límites de la biosfera poniendo en peligro la vida en la tierra. Es necesario encontrar la manera de acabar con la secta mundial de personas insaciables que nos lleva a la creciente misera y catástrofe ecológica.

Para Hervé Kempf la crisis ecológica  no se resolverá sin antes cambiar la crisis social. Vivimos bajo una oligarquía que controla las finanzas, la economía y la política,  los medios de comunicación a lo largo de todo el planeta.

Vivimos en crisis la crisis energética, la alimentaria, la del agua, la clímatica, la social, la educativa, la familiar,  etc. Al el mercado capitalista acrecienta las desigualdades.

Estamos siendo dirigid@s por  hipermillonarios que quieren comprarse cohetes para ir al espacio y yates de 110 metros de largo mientras acaban con las reservas naturales y la biodiversidad del planeta. Y lo más triste es que los ciudadanos parecen unirse a está política de mentiras y avaricia.

¿Hay algo que podamos hacer? 

Este es un resumen de la entrevista publicada en www.lanacion.com, si te interesa profundizar en los temas expuestos por Hervé al final del texto se encuentra el enlace a la entrevista completa:

Necesitamos la política para cambiar las cosas y lograr otro mundo en el cual podrían participar. La gente hemos de recuperar el bien común. En l@s últimos años están intentando convencernos. Estos últimos 30 años consiguieron convencernos de que la política no sirve para nada, de que todos los polític@s son corruptos. Desde el derrumbe de la Unión Soviética, la clase dominante no tiene proyecto. Lo único que defiende es el crecimiento, la acumulación de bienes y, sobre todo, la preservación de la relación de fuerzas establecidas desde el poder.  La clase política está al servicio de ese gran capital. Los ejemplos de Berlusconi, Sarkozy y George Bush son claros: Bush es el amigo de todos los hipermillonarios estadounidenses; Sarkozy, el de todas las grandes fortunas francesas, y Berlusconi es un multimillonario que posee infinitas empresas. Actualmente tenemos una clase política que está totalmente engarzada en esa oligarquía económica y que comparte sus valores. Y además de carecer de proyecto político, son ignorantes y que, incluso, tratan de llevar el planeta al cataclismo. En todo el mundo los intereses económicos parecen haber eclipsado cualquier otra consideración.

Tres señales muestran que una parte de la clase dirigente está dispuesta a todo para mantener su preeminencia frente a las crecientes tensiones sociales y ecológicas que se manifiestan.
  1. la guerra en Irak e iran, que desestabiliza a Medio Oriente
  2. Estados Unidos es el país que encarcela la mayor cantidad de gente en el planeta.
  3. En los desastres naturales la respuesta esta siendo enviar militares no para ayudar a la gente, sino para encarcelar a aquellos que robaban porque no tenían nada para comer. En Europa donde generalmente somos mucho más respetuosos de las libertades públicas, hay una multiplicación de las cámaras de videovigilancia, de ficheros informáticos de todo tipo, en nuestros países también aumenta el número de gente encarcelada Esto revela que la oligarquía tiene una propensión a recurrir cada vez más a instrumentos de represión con el objetivo de mantener la estructura social actual.
El mundo puede cambiar con la ayuda de l@s abogad@s, l@s periodistas, los jefes intermedios de empresa, l@s alt@s funcionari@s Toda esa gente puede evolucionar para rescatar el bien común. Tengo la esperanza de que los jóvenes que pertenecen a ese sector o se incorporan a él entiendan que el objetivo en la vida no es el de acumular, sino el de ser útil a la sociedad y a la comunidad planetaria. En a favor de la reducción del consumo material. Un mundo donde no habría más evasión fiscal de l@s más ric@s. Esa evasión significa varios miles de millones de dólares que están depositados en Liechtenstein, en las islas Caimán, en Guernesey o en otros sitios. Europa tiene una responsabilidad enorme y podría comenzar a hacer un esfuerzo en ese sentido. Se podría recuperar una gran parte de la riqueza colectiva que, por el momento, es robada por esos hiperricos y que volvería a la sociedad.
No pretendo la igualdad perfecta, no creo en eso, pero se terminaría todo ese consumo desenfrenado de gastos inútiles; sería el fin de ese modelo cultural de superconsumo que empuja a la gente normal a imitar esas conductas (tener una 4×4, una pantalla extraplana de TV o el último modelo de cualquier cosa). Necesitamos educación, salud pública,  otra agricultura, más ecológica, que produzca más y emplee más gente; necesita eficacia energética, con menos derroche; otra política de transporte. Imagino un mundo donde seguiríamos creciendo, pero donde ya no existiría el crecimiento material. Y si una actividad económica centrada en la necesidad de la gente, orientada hacia los lazos sociales y el intercambio.
Pero,  ¿Cómo se les pide a los países emergentes como China o India que dejen de consumir?
 
– Yo no puedo hacerlo. Por eso me dirijo, sobre todo, a los grandes países del Norte que son los más ricos y los principales contaminadores. Además, son ellos los que definen el modelo cultural que se ha impuesto en el planeta a través de la mundialización. Las clases medias indias tienen ganas de consumir más, de tener autos más potentes, porque miran en la TV cómo viven los estadounidenses y los europeos. Con los rusos sucede lo mismo. Lo que pido a europeos y norteamericanos es que cambien el modelo. En todo caso, China, India o Brasil se están dando cuenta rápidamente de la amplitud de la crisis ecológica. Y ven que en sus países también hay fenómenos de desigualdad, que serán cada vez más insoportables a medida que la crisis se agrave. En esos países hay conflictos sociales que se organizan en torno al control de los elementos esenciales a la supervivencia (agua, propiedad de la tierra). Las contradicciones que hemos descrito a escala mundial, se están manifestando también a nivel nacional en el sur. El crecimiento en esos países no durará mucho tiempo. El crecimiento actual de China y de India (entre el 9 y 10%) no durará mucho. Es demasiado violento, tanto desde el punto de vista ecológico como social. También allí se producirán profundos movimientos de transformación. Sin embargo, a ellos les será menos difícil ir hacia un modelo de sociedad que consuma poco materialmente. Los habitantes de los países ricos padeceremos más ese proceso, porque hemos perdido la costumbre de la sobriedad.

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